Nuestra vaquita marina

Autor
SEMARNAT
En una de mis primeras investigaciones en el Museo Regional de la UABC descubrí un texto de principios del siglo XVIII que describía las playas del Alto Golfo de California con muchos cuerpos de totoaba abandonados sobre la arena. Eran producto de la pesca que iniciaba en ese tiempo por parte de la comunidad china que consumía y consume su vejiga natatoria. Un órgano que le sirve para controlar la profundidad a la que nada.
Esa pesca, ahora ilegal desde los años 70 por la sobreexplotación a la que llevaron a la totoaba, ha sido la desgracia de la vaquita marina.
Esta vaquita que es el mamífero marino más pequeño del mundo y sólo vive en el Alto Golfo de California, es una marsopa de carita redonda y nariz achatada que nos tiene pendiendo de un hilo por el peligro de extinción en el que se encuentra. Y, por lo que el mundo entero observa lo que sucede en el Golfo de California, el acuario del mundo.
En estos días está sucediendo un trabajo muy importante en esa región. Junto con Sea Shepherd, una de las organizaciones ambientalistas internacionales protectoras de la vida marina, trabaja la Semarnat, la CONANP y 14 científicos de México y el mundo observando el horizonte para detectar la presencia de vaquitas marinas.
Nunca había ocurrido un esfuerzo como el que ahora se está dando para estudiar a este organismo. Y creo que tampoco una disposición y acuerdo entre las comunidades pesqueras de la zona y las instituciones mexicanas para trabajar juntas.
Tal vez saber que la humanidad ha sido responsable de la extinción de más de 2 mil especies en los últimos casi 400 y que la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluye a casi 170 mil especies más entre amenazadas, en riesgo o en peligro a la extinción, nos está dejando un poco de conciencia, ¿o vergüenza?
Este 5 de septiembre se conmemora el día de la vaquita marina y busca recordarnos que somos responsables de mantenerla viva, impedir su extinción.
La vaquita junto con la totoaba son parte de las especies reguladas por la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES), y México rinde informes sobre las acciones para protegerlas; especialmente en el combate a la pesca ilegal de totoaba, que es la principal amenaza para la vaquita que queda enredada en las redes que se utilizan.
Los trabajos que ahora están en marcha permitirán saber y tener mejor evidencia del número de vaquitas, las rutas de distribución, potenciales nuevos sitios de refugio y de esa manera fortalecer los trabajos de conservación de la vaquita marina.
*La autora Marina Robles García es subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental, de la Semarnat
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